Una entrega es muy poco para reseñar las hazañas deportivas de Rigoberto Rincón, por lo que este reportaje se divide en dos partes.
Tuto Tavárez
SANTIAGO.- A mediados de los años 60, emergió en Santiago una figura en el deporte, cuyas excelentes condiciones lo llevarían a convertirse en uno de los principales corredores del atletismo de la República Dominicana.
Se trata de Rigoberto Rincón Contreras, para sus amigos de los deportes Caifás y en el entorno familiar y cercano, era llamado por el apelativo de cariño Tito.
Rincón nació en el barrio de Baracoa y a medida que iba creciendo enseñaba condiciones histriónicas como buen bailador, tocando tambora y haciendo chistes graciosos.
Pero era el atletismo que le tenía un sitial en la historia, como uno de los mejores velocistas que ha nacido en la República Dominicana.
En 1964, cuando apenas tenía 11 años, se celebraron en Santiago los Juegos Estudiantiles y desde ese entonces el atleta comenzó abrirse pasos, ganando los 50 metros planos.
En Santiago no había pista de atletismo y se corría en la Ciudad Deportiva, entre el estadio Cibao y el ensanche Bolívar.
En 1969 la Universidad Católica Madre y Maestra construyó un pista de atletismo y los atletas florecieron en Santiago.
La alta casa de estudios fue un imán para los atletas, ya que tenía el apoyo del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, con los entrenadores Edward Bosch y Roberto (El Filipino).
Pero había otro atractivo, daban vitaminas, proteínas, zapatillas, pantaloncitos cortos, camisetas y hasta pasajes.
Rigoberto distribuía su tiempo entre el estudio, el atletismo y el béisbol, llegando a jugar en los torneos interbarrios, clasificado como clase A y antesala de la pelota amateur.
Para el año 1973 se celebraron en Ponce, Puerto Rico, los Juegos de Segunda Ciudad y el popular Caifás integró la cuarteta 4 por 400 metros, conquistando la medalla de plata y siendo reconocido ese mismo año por la Universidad Católica Madre y Maestra por su destacada actuación en atletismo.
Rincón fue becado por la universidad para cursar la carrera de Tecnología Eléctrica, logrando graduarse.
Aunque en principios pensaba especializarse en los 100 metros planos, Rincón se fue a los 400, ya que Santiago tenía a Rafael “Fellito” Domínguez, una especie de bala en esa distancia, quien representó el país en México 68, junto a Rolando Sarduí, Porfirio “Popo” Veras y Alberto “Gringo” Torres.
Cuando comenzaron los reclutamientos para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1974, fueron preseleccionados Donato Vásquez y Manuel Cabrera. Sobresalían otros corredores como Andrés Curiel y Aníbal Alcántara, quienes jugaban béisbol amateur y Ángel Fernández un estudiante de El Seibo.
Rigoberto Rincón se hizo el rey de los 400 metros con vallas, corría los 400 lisos y los relevos.
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Rigoberto Rincón