Por Rafael Baldayac
(Especial para Cartel Deportivo).
El antiguo receptor estelar de las Águilas Cibaeñas, se convirtió en el primer y único jugador en toda la historia del béisbol dominicano en remolcar 40 o más carreras en tres temporadas consecutivas.
Peña cristalizó esta hazaña el viernes 14 de enero de 1983, en un partido celebrado en el Estadio Cibao contra las Estrellas Orientales. Tony en su primer turno del juego frente a los envíos del derecho Porfirio Paris empujó con globo de sacrificio a Miguel Diloné en el primer episodio para poner a su equipo delante una por cero ante las Estrellas Orientales.
Las Águilas terminaron ganando el partido 7 carreras por dos con triunfo para el panameño Juan Berenguer (6-6) y derrota para el criollo Paris (2-2). Mike Howard, de los aguiluchos, pegó su segundo jonrón de la campaña.
La marca impuesta por el cátcher aguilucho, se agigantan porque fueron en tres temporadas consecutivas.
Todo comenzó en la estación de 1980-81, El nativo de Palo Verde, Montecristi impulsó 44 carreras en 62 partidos y 238 turnos que agotó con el número 14 de los amarillos.
En esa temporada de 1980-81 Tony fue el líder de la liga con 44 en remolcadas, ayudando a las Águilas a disputar la corona contra los Leones del Escogido en la famosa serie de la base por bola de Jerry Agustine.
En la campaña siguiente, 1981-82, Peña jugó dos partidos menos, 58 y agotó 11 turnos menos, pero volvió a remolcar 44 carreras.
Peña, en esta segunda ocasión en que llegó al círculo de las 40 lo hizo el 7 de enero de 1982 cuando le despachó un jonrón a Mario Melvin Soto en el primer episodio con Nelson Norman y Bienvenido Figueroa en circulación.
Ya para 1982-83, Tony Peña era el receptor titular de los Piratas de Pittsburgh, pero vino a las Águilas, se puso el uniforme y los aperos de cátcher, vio acción en 64 desafíos y consumió 217 veces al bate.
Pero, aun así, con 18 turnos menos que en las temporadas anteriores, su bateo oportuno se dejó sentir y llevó a la casa a 40 compañeros, sumando así tres campañas corridas con 40 o más remolques.
El espectacular receptor de las Águilas del Cibao, en la temporada de 1983-84 se quedó en 35 vueltas impulsadas, jugando en 60 partidos para su equipo de toda la vida.
El récord de más carreras remolcadas en una temporada está en poder de Alonso Perry con 53, jugando para los Tigres del Licey en el béisbol romántico de La Normal.
El otro jugador importado que en el circuito dominicano ha pasado la barrera de las 50 fue Jim Beachamps, inicialista del Licey con 51 en 1970-71.
Mientras que el único dominicano en alcanzar esta cifra lo fue el jardinero aguilucho Víctor –Chobby- Díaz cuando en la asombrosa campaña de 2008-09 bateo 291, con 50 impulsadas, con 17 dobles y 17 jonrones, record vigente de vuelacercas en la Lidom.
TONY PEÑA EN LA LIGA DOMINICANA
Tony Peña, en su carrera en la Liga Dominicana la cual inició en 1978-79 participó en 18 series regulares, todas con las Águilas Cibaeñas, donde promedió .279 con 87 dobles, 9 triples, 41 jonrones y 324 carreras remolcadas.
Tony finalizó en 1996-97 tras ver acción en 553 partidos, con 2,017 turnos al bate, 245 carreras anotadas, pegó 563 hits, negoció 186 bases por bolas, con 246 ponches, se robó 25 bases y su promedio de por vida fue de .279.
CUARTO EN IMPULSADAS DE POR VIDA
Peña, en el capítulo de las vueltas remolcadas, tiene un nicho especial en el béisbol dominicano.
Solamente siete jugadores han impulsados 300 o más carreras en la pelota dominicana y Tony en la lista de todos los tiempos es el número cuatro en ese renglón colectivo, donde suma 324.
El primero es Rafael (El Gallo) Batista, quien se quedó a cinco de las 400 con 395 impulsadas.
Winston (Chilote) Llenas es el segundo en carreras producidas con 377 y Jesús Rojas Alou está tercero con 339, para luego ubicarse Tony Peña con su 324.
Félix José ocupa la quinta casilla con 316 impulsadas, Rufino Linares es sexto con 305 y el séptimo es Luis Polonia con 302 vueltas remolcadas.
Según el periodista Tuto Tavarez, hurgar entre los números de Tony Peña en la pelota dominicana, nos da la posibilidad de encontrar un manantial de hazañas y proezas, que dejó en casi dos décadas con las Águilas Cibaeñas.
Muchos recuerdan a Tony por su estilo único de recibir detrás del plato, su fogosidad y fortaleza de brazo.
Pero cuando buscamos su participación con el madero en la mano, descubrimos que fue un bateador sumamente oportuno, enviando al plato a la mayoría de compañeros que encontraba en circulación.
Con las Águilas participó en 15 series semifinales y en 11 series finales.
Su porcentaje de fildeo en la Liga Dominicana es de .977, con 71 errores en 569 juegos, con 276 asistencias y 23 passed ball.
Una de sus mejores campañas ofensivas con el equipo mamey fue en 1985-86 cuando disparó 9 jonrones
En su carrera fue un virtuoso del trabajo como receptor.
En la conducción de los pitchers fue profesor, mariscal de campo, amigo y por eso con cada lanzador tenía una comunicación que le retornaba la confianza.
Tony Peña ha sido el mejor receptor dominicano de todos los tiempos. Su estabilidad y su sabiduría fueron la licencia con la cual enseñó su calidad incuestionable por todos los diamantes donde lo tocó ponerse los aperos.
Graduado del liceo José Martí, en Montecristi en su juventud fue un admirador de Roberto Clemente, Manny Sanguillén y Johnny Bench.
En varias ocasiones había confesado que su fenecida madre fue la persona que más se preocupaba por su profesión y fuera de su familia el destacado scout y entrenador Pablo Neftalí Cruz.
El ex receptor dominicano militó en Grandes Ligas con Piratas, Cardenales, Medias Rojas, Indios, Medias Blancas y Astros. Peña era conocido por sus habilidades defensivas, así como por su posición poco ortodoxa detrás del plato.
El montecristeño fue mánager de los Reales de Kansas City entre 2002 y 2005, ganando el premio de Manager del Año de la Liga Americana.
Permaneció por una década como coach de los Yanquis de Nueva York, fue dirigente del equipo dominicano en el Clásico Mundial de Béisbol 2013, el cual llevó la selección quisqueyana a las finales y proclamándose Campeones Mundiales por primera vez en el beisbol profesional.
Tony en Estados Unidos
Su primera experiencia en Estados Unidos fue con el conjunto Bradenton, jugando además en ese su primer año también con el equipo Charleston. Jugó en los jardines, en primera base, tercera y en la receptoría donde terminó en esa posición.
En septiembre de 1980 fue llamado por los Piratas de Pittsburgh, debutando el día 1 contra los Astros de Houston. Su primer hit en las Grandes Ligas se lo conectó al lanzador Doug Capilla de los Cubs de Chicago en su segundo turno al bate el 26 de septiembre.
Su primer jonrón en las Grandes Ligas se lo disparó al lanzador Bob Shirley de los Cardenales de San Luis.
En 1984 disparó su hit número 500 el 9 de agosto contra los Mets de New York. Ese año coleccionó su cadena más larga de juegos seguidos conectando de hit con 18 (69-33 para .478), la cual hilvanó del 1 al 20 de julio.
La marca del club era de 18 por Tim Foli en 1980. Se robó 12 bases para establecer marca de estafas para un pirata. La vieja marca era de 11 por Bill Fischer en 1917. Remolcó 78 carreras la mayor cantidad para un receptor de los Bucos, superando las 81 de Manny Sanguillén en 1971.
En 1986 fue seleccionado por cuarta ocasión miembro del equipo Todos Estrellas de la Liga Nacional. Fue miembro del equipo de las Mayores para el tour de Japón.
En sus 18 temporadas en las Ligas Mayores hizo gala de su estilo inconfundible de recibir a los lanzadores abriendo sus piernas a ras del terreno. En total, participó en 1,998 juegos, donde agotó 6,489 turnos al bate y compiló un promedio de .260.
El 1 de abril de 1987 fue negociado a los Cardenales de San Luis por el jardinero Andy Van Slyke, el receptor Mike LaValliere y el catcher Mike Dunne.
El 27 de noviembre de 1980 fue firmado por Boston como agente libre. El 13 de diciembre de 1994 fue firmado por Cleveland como agente libre. Los Medias Blancas lo firmaron el 10 de enero de 1997 y llegó a Houston vía cambio por el lanzador Julien Tucker.
En las Grandes Ligas militó con los Piratas de Pittsburgh, Cardenales de San Luis, Medias Rojas de Boston, Indios de Cleveland, Medias Blancas de Chicago y los Astros de Houston.
El laureado dirigente de los Royals de Kansas City, como jugador participó en 5 Juegos de Estrellas, una serie divisional en 1995, 3 series de campeonatos y dos Series Mundiales.