Claudio Rodríguez Otero
Más importante aún, la pandemia podría obligar a postergar de nuevo o cancelar por completo los Juegos Olímpicos de Tokio, que no pudieron celebrarse el año pasado y que tanto el Comité Organizador como el Comité Olímpico Internacional (COI) están empeñados en celebrar este verano.
Como varias ligas deportivas del mundo han podido seguir funcionando bajo la pandemia, el gobierno japonés está confiando en que los Juegos podrán realizarse, así sea ante estadios vacíos y con la prohibición absoluta de ingreso al país de visitantes extranjeros.
No obstante, su plan podría colapsar con mucha facilidad si alguna nación importante se niega a participar por miedo a que sus atletas se vean infectados y terminen trayendo de vuelta nuevas variantes del virus a su territorio.
Australia, Nueva Zelanda y Taiwán representan claros ejemplos de ese escenario, ya que esos tres países poseen números muy limitados de casos activos del coronavirus y seguramente no querrán arriesgarse a aumentarlos con un peligroso viaje a Japón.
Si eso llegase a ocurrir, seguramente otros países comenzarán a cancelar sus viajes a los Juegos hasta alcanzar un número tan importante que a los organizadores no les quedará otro remedio que posponer o cancelar el evento.
El mayor temor que existe con respecto a una posible postergación o cancelación de las Olimpíadas es la enorme cantidad de dinero y esfuerzo que Japón perderá por no poder celebrarlas. No será fácil recuperarse de un golpe financiero de ese tipo.