SAINT-DENIS, Francia (AP) — Noah Lyles caminaba nervioso en el extremo de la pista, con las manos entrelazadas sobre la cabeza, mirando con nostalgia hacia un marcador que, tarde o temprano, mostraría una respuesta que ha estado buscando durante tres años llenos de esfuerzo.
¿Todo ese trabajo desde los últimos Juegos Olímpicos —todo el entrenamiento en la pista y en el gimnasio en busca de ganar un centímetro aquí o una milésima de segundo allá— realmente iba a valer la pena?
Pasaron diez segundos, luego veinte. Luego, casi treinta. Y entonces, apareció la respuesta.
Sí, Lyles es el campeón de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de París. El hombre más rápido del mundo.
Pero no por mucho.
El showman estadounidense superó al jamaicano Kishane Thompson el domingo por cinco milésimas de segundo —es decir, 0.005 de una fracción del reloj— en una carrera para la historia.
El resultado final en esta ocasión: Lyles 9.784 segundos, Thompson 9.789.
El nuevo campeón dijo que antes de partir hacia París, uno de sus fisioterapeutas le aseguró que esta carrera sería muy cerrada.
“Me dijo: ‘Así de cerca van a estar el primero y el segundo lugar’”, comentó Lyles mientras juntaba su pulgar y su dedo índice hasta casi tocarlos. “No puedo creer lo acertado que estaba.”