BARCELONA, España (AP) – Luis Rubiales, el suspendido jefe de la federación española de fútbol, finalmente se doblegó ante la inmensa presión el domingo y dimitió tres semanas después de que su beso en los labios a una jugadora ensombreciera el primer título de España en la historia de la Copa Mundial Femenina.
Rubiales había estado en el centro de una polémica que había traspasado las fronteras españolas y el mundo del deporte después de que besara a Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de premios televisada en todo el mundo tras la victoria de España sobre Inglaterra para ganar el título el 20 de agosto en Sydney (Australia). El jugador aseguró que el beso fue sin su consentimiento.
“Tras mi rápida suspensión por parte de la FIFA, y el resto de causas que se acumulan en mi contra, está claro que no puedo volver al cargo”, dijo Rubiales el domingo en un mensaje publicado en X, antes conocido como Twitter.
La FIFA ya le había suspendido temporalmente de su cargo por su conducta en la final y, después de que el organismo mundial del fútbol abriera un expediente disciplinario, se mantuvo desafiante y hostil con quienes le criticaban.
Con el sexismo en el fútbol español en el punto de mira, las jugadoras se declaran en huelga para exigir mejores salarios en la liga
La futbolista española Jenni Hermoso acusa a Luis Rubiales de agresión sexual por un beso en el Mundial
La Fiscalía española acusa a Rubiales de agresión sexual y coacciones por besar a una jugadora en el Mundial
El viernes, dos días después de que Hermoso le acusara formalmente de agresión sexual, la Fiscalía española le acusó de agresión sexual y coacciones tras el beso.
Rubiales, que en su día fue el hombre más poderoso del fútbol español, insistió en que el beso fue consentido y se produjo en un “momento de júbilo”. Dijo que fue como uno “que podría dar a una de mis hijas”.
Hermoso negó esa afirmación en declaraciones emitidas por ella y su sindicato de jugadores. La jugadora también dijo que ella y su familia recibieron presiones de la federación para mostrar su apoyo a Rubiales. Aficionados, jugadores y políticos mostraron públicamente su desacuerdo con Rubiales y lo consideraron un acto sexista y de abuso de autoridad.