Las mayores víctimas , si son cancelados los juegos Olímpicos serán los atletas, quienes entrenan todas sus vidas para poder estar entre los mejores del mundo en sus respectivas disciplinas y en muchas ocasiones sólo tienen una oportunidad para demostrar su talento.
Apenas un año de retraso, como ya ocurrió con la suspensión del evento en 2020, puede ser la diferencia entre cumplir un sueño o decirle adiós por siempre. Si el retraso es de 4, como ocurrirá en el caso de una eventual cancelación del evento, demás está decir que muchas carreras deportivas se verán destruidas.
Para empeorar la situación, el Comité Organizador no sólo corre el peligro de un veto de otros países si la situación no mejora, sino también del propio público japonés, que sigue indicando en todas las encuestas que no está de acuerdo con que los Juegos se celebren este año.
El vicepresidente del Comité Organizador, Toshiaki Endo, declaró este sábado que las medidas que se están utilizando para prevenir la propagación de la pandemia permitirán la celebración del evento y que en este momento no se está considerando cancelarlo.
Thomas Bach, el presidente del COI, ha respaldado repetidamente la celebración de los Juegos este año y el esfuerzo que ha hecho el gobierno japonés para tratar de sacarlos adelante, pero eso no es garantía de que al final los mismos tendrán lugar como se tiene planeado.
El año pasado ya lo vimos insistir hasta último minuto que los Juegos se llevarían a cabo en julio, sólo para ceder luego a la presión internacional y aceptar su postergación hasta este año. No es descabellado pensar que lo mismo podría ocurrir en esta ocasión.