La conquista de una medalla olímpica representa un cambio de vida para cualquier atleta que tenga el alto honor de alcanzarla.
Y en lo que concierne al boxeo, que es el tema al que queremos referirnos en particular en esta entrega —Marileidy Paulino, en atletismo, sería otra cuestión porque no es la primera vez que lo hace—, los casos de los púgiles Yunior Alcántara y Cristian Pinales no son una excepción al respecto.
Ambos pugilistas conquistaron medallas de bronce en sus respectivas divisiones en los recién pasados Juegos Olímpicos “París 2024”. Alcántara lo logró en los 51 kilogramos (112 libras, peso mosca), mientras que Pinales lo hizo en los 80 kilogramos (175 libras, peso semipesado).
Tanto Alcántara, nativo de Higüey, como Pinales, de La Romana, han experimentado un cambio relativamente drástico, podría decirse que en todos los aspectos, pero muy en especial en lo económico y lo social.
De repente, los dos se han convertido en especie de celebridades. Y la verdad es que no es para menos. No resulta fácil conquistar una medalla en unas Olimpiadas; incluso el solo hecho de llegar hasta ese certamen, considerado con justicia el más importante y de mayor nivel en el ámbito deportivo, bien podría considerarse una proeza, aun sin ganar medalla.
De ahí que Alcántara y Pinales son merecedores de todo tipo de reconocimientos y halagos —al igual que Marileidy— tras la hazaña alcanzada.
Estos dos jóvenes pugilistas ya son millonarios —por sus medallas recibieron ocho millones de pesos dominicanos cada uno, dinero que, si saben administrar, podrían multiplicar—, y les llueven las invitaciones a programas deportivos, así como a otras actividades.
Los medios quieren dar a conocer los orígenes de estos dos portentos, quienes provienen, como la mayoría de boxeadores, de estratos humildes. Y en este sentido, lo más importante es que ellos no olvidan de dónde vienen y lo reconocen con mucho orgullo.
Una particularidad en ambos es que siguen siendo humildes. Es decir, tienen los pies sobre la tierra y el hecho de haber logrado las preseas conquistadas no les ha hecho cambiar su manera de ser, algo muy importante. En otras palabras, aún no se les “han subido los humos a la cabeza”, como se dice en el argot popular.
Se trata, por lo visto, de dos muchachos con una muy buena educación hogareña, familiar, a quienes inculcaron buenos principios. Con facilidad de expresión y buen nivel académico —son bachilleres y aspiran a hacer carreras universitarias—.
Que conste, como era de esperarse, ya comienzan a hacerles ofertas para que se hagan profesionales.
Sin embargo, conforme a lo que dijeron el pasado sábado en el programa Z Deportes, que se transmite por la emisora “Z 101.5”, al ser entrevistados por el periodista Héctor Gómez, ninguno de los dos está interesado en eso por ahora, sino que prefieren seguir representando a la República Dominicana en futuras competencias internacionales, en aras de dar más lauros a la tierra que los vio nacer.
Es decir, más que dinero prefieren la gloria que representa seguir conquistando preseas, y ello habla muy bien de los dos, pues ya habrá tiempo para dar el salto al llamado boxeo rentado.
Y si se toma en cuenta su juventud, Alcántara 20 años y Pinales 23, es mucho lo que todavía les queda por alcanzar en lo personal y, consecuentemente, aportar al país en el plano olímpico.
Así, pues, hay que seguir dando seguimiento a estos talentosos boxeadores, cuyas trayectorias, tanto dentro como fuera del cuadrilátero, pueden servir de fuente de inspiración a cientos de miles de jóvenes que hoy podrían estar “descarrilados” —como se diría de un tren que se sale de su carril— transitando rumbos equivocados que en nada les favorecen.
Mayweather Jr dictó la cátedra…
Tal y como se esperaba, el pasado sábado, en la Arena de Ciudad de México, el norteamericano Floyd Mayweather Jr. y su compatriota John Gotti III ofrecieron una exhibición que resultó todo un show.
Se trató de un espectáculo que, si bien gustó a la mayoría de los 20 mil fanáticos que llenaron el escenario, a otros no dejó del todo satisfecho.
Fue una exhibición a ocho asaltos de dos minutos, aunque en el segundo la acción se pasó de ese tiempo e incluso ocurrió algo inaudito en esa vuelta: hubo un cambio de referí, ya que Mayweather Jr. se molestó con el que inició la contienda porque le llamó la atención y lo obligó a bajar del ring.
El pleito, no obstante, resultó en cierto modo movido, en cuyo trayecto Mayweather dictó la cátedra y dominó fácil a un rival 16 años más joven (47 contra 31) y que le llevaba 21 libras de peso, pero muy inferior en recursos boxísticos respecto a la leyenda estadounidense. Desde luego, en realidad no hubo vencido ni vencedor, pues fue una simple exhibición en la cual inclusive no hubo ni jueces. Solo permitió que Mayweather Jr. se embolsillara posiblemente por encima del millón de dólares y su adversario lograra la mayor bolsa de su corta carrera (fue apenas su tercera pelea profesional como boxeador, ya que previamente había sido peleador de artes marciales mixtas).
PARA QUE LO APRENDAS O LO RECUERDES: A propósito de Mayweather Jr., es oportuno decir que este fue el último de los grandes peleadores en retirarse invicto e inclusive superó el récord de Rocky Marciano, tras hacer mutis con registro de 50-0, con 27 nocauts. Marciano, de su lado, excampeón mundial pesado, terminó su carrera con 49-0, con 43 de sus victorias por la vía rápida. ¡Suena la campana! ¡Climmp!
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Yunior Alcántara
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Cristian Pinales