Tras sucumbir por puntos en pelea de revancha ante el puertorriqueño Angel -Cholo-Espada, en Puerto Rico, el 15 de febrero de 1973, el hoy extinto púgil Darìo Hidalgo sufrió otro inesperado revés ante el también boricua Sandy Torres, quien lo venció por puntos en 10 asaltos.
Aunque ya era todo un veterano, pese a ser joven todavía, pues sólo contaba para la época con 25 años de edad -Hidalgo de ninguna manera estaba acabado y todavía le quedaban muchas condiciones para seguir adelante y sumar mayores lauros a su carrera.
Poco màs de un mes después de enfrentar a Torres, Darìo regresó al Madison Square Garden de Nueva York, y allí venció por decisiòn unánime al norteamericano Josè Rodrìguez.
Empatò con un excampeón mundial…
En Miami, el 23 de abril de 1974, venció al estadounidense Eddie Davis. Este triunfo lo puso frente al bien cotizado boxeador Elisha Obed, nativo de Bahamas, quien para ese momento exhibìa el impresionante rècord de 47 victorias, la mayoría ganadas por nocaut, apenas una derrota y un empate.
El enfrentamiento se celebrò el 11 de junio de 1974, en Miami. Obed, quien se había convertido en toda una sensación, subió como amplio favorito para vencer a Hidalgo.
Sin embargo el virtuoso pugilista nativo de Santiago sorprendió a propios y extraños, dio cátedra de buen boxeo a Obed y al final de los 10 asaltos de combate, los jueces no tuvieron màs alternativa que decretar un empate. Evidentemente Hidalgo había ganado la pelea, pero había que proteger a Obed, quien era pupilo del promotor Chris Dundee, hermano de Angelo Dundee, y quien había montado la velada.
Cabe señalar al respecto, que poco después, Obed se convertiría en campeón mundial de los medianos junior -154 libras-, versión Consejo Mundial de Boxeo -CMB-, al noquear en 11 rounds al brasileño Miguel de Oliveira, en Paris, Francia.
Este empate, no obstante, sirvió a Darìo como preparación con miras a una de las peleas màs trascendentes de su historial pugilístico.
Ciertamente, se trata de aquella pelea histórica frente a quien fuera el boxeador màs carismàtico que ha producido el boxeo dominicano:Fausto -Ceja-Rodrìguez.
Pocas veces un enfrentamiento ha recibido tanta promoción ni despertó un grado tan extraordinario de expectación e interés entre la afición dominicana.
El esperado duelo se pactò para el 14 de agosto de 1974, en el Palacio de los Deportes, de Santo Domingo.
En èl estuvo en juego el título nacional de los welters -147 libras- en poder de Hidalgo y el escenario estuvo lleno a reventar, al albergar a màs de 12 mil fanáticos.
Dos escuelas distintas se enfrentaban:El boxeo fino, la sapiencia, la técnica depurada, la velocidad meteòrica y la maestrìa defensiva de Darìo, ante la juventud, agresividad sin lìmites, fortaleza y potencia devastadora en ambos puños de “Ceja” Rodrìguez.
Iniciò la contienda y en realidad ninguno de los dos peleadores defraudò, ambos ofrecieron un pleito de gran intensidad, sin desperdicio y violento de principio a fin. Darìo, olvidò sus dotes pugilísticas y su tecnicismo en buena medida y en su afán de demostrar su hombrìa, su valor indomàble, en lugar de boxear, se fajò de igual a igual con el tremento pegador que era “Ceja” Rodrìguez.
Es cierto que también boxeò y exhibió su tecnicismo, elegancia y velocidad en buena parte del trayecto, pero de algún modo equivocò el patròn de combate que màs le convenìa que era boxearle a un pegador como “Ceja”. Aùn asì el trepidante combate llegò hasta el doceavo y último asalto relativamente parejo. Mas, en esa vuelta, una mano durísima de “Ceja” Rodrìguez envió a Hidalgo a la lona, quien se levantò rápidamente y siguió peleando hasta el sonido final de la campana.
Concluyeron los 12 capìtulos y aquello era un pandemónium. Màs de 12 mil almas vìtoreaban a ambos pugilistas, en su mayoría al púgil de la capital que tenía mayor idolatrìa entre la concurrencia.La decisiòn fue para “Ceja” Rodrìguez, quien se proclamò nuevo monarca nacional welter y en ello tuvo mucho que ver la caída de Hidalgo en esa última vuelta.
Esta fue la última gran pelea de Darìo Hidalgo, aunque posteriormente hizo tres combates màs, con saldo de una derrota y dos triunfos, el último de ellos sobre el joven boricua Rey Cora, a quien venció por nocaut para despedirse asì para siempre del deporte de sus amores. Hizo mutis con marca de 25-9-2, con siete nocauts, según los libros de rècords.
Su incuestionable calidad, sus muchos méritos deportivos, lo convierten en una gloria del pugilismo domèstico y lo hacen merecedor de que su nombre sea tomado en cuenta para ser exaltado póstumamente al Salòn de la Fama del Deporte Dominicano. Con ello se haría justicia. Paz a sus restos.
Pie
Darìo Hidalgo, izquierda, en su memorable pelea ante Fausto -Ceja-Rodrìguez.Foto fuente externa.