El combate del pasado viernes entre el youtuber convertido en boxeador Jake Paul y el excampeón mundial de los pesados, Mike Tyson pasó a la historia al convertirse, probablemente, como la pelea más vista de todos los tiempos- Netflix, la plataforma que hizo la transmisión como matriz estima que más de 60 millones de hogares la vieron-.
El esperado choque, que podría decirse marcó el año boxístico y que tuvo como escenario el AT&T de Arlington,T exas, si bien es posible que haya superado las expectativas en términos económicos y de teleaudiencia, no fue así en lo competitivo.
Ocurre que es muy posible que la inmensa mayoría esperara un mejor desempeño de Tyson encima del tinglado, quien sin ser favorito, había impresionado a propios y extraños durante sus entrenamientos previo a la pelea. Mas, la realidad es que decepcionó a muchos, pues no fue ni la sombra del espectacular y explosivo noqueador que mostró ser en sus mejores años.
Podría decirse que Tyson presentó pelea en los dos primeros asaltos, e inclusive ganó el primero. Sin embargo, a partir del tercero Jake Paul peleó prácticamente sólo y dominó a su antojo a un Tyson que estaba muy lejos de ser lo que fue una vez, cuando se le llegó a considerar como el mejor peso completo de su época y el más temido.
Ciertamente, resultó conmovedor y penoso ver a un Tyson arrastrando sus pies de plomo por todo el cuadrilátero, sin reflejos, iniciativa ni distancia,totalmente ineficiente y agotado a partir de ese tercer asalto.
Sin embargo, hay que entender. Se trata de un hombre de casi 60 años -58- y con aproximadamente 20 de inactividad lo que indica que, si se es consciente, no se le podía pedir mucho, aún cuando se crearon falsas expectativas en ese sentido.
Tyson, quien no tenía que demostrar nada porque lo que hizo lo coloca como uno de los más grandes campeones pesados de todos los tiempos,simplemente fue vencido por un muchacho de 27 años que se ha superado mucho como boxeador y, lógicamente, el peor enemigo:El tiempo.
El exmonarca hizo esfuerzos por presentar pelea y ofrecer oposición. Empero no podía, porque su cuerpo no respondía a lo que su mente le dictaba –los guantes de 14 onzas le pesaban-, se le imposibilitaba ejecutar porque no tenía las condiciones, específicamente físicas,para hacerlo.El que conoce algo de un deporte tan rudo, difícil y exigente como el boxeo entiende perfectamente esa parte.
Y es que los años no perdonan. Lo que le ocurrió a él, ya lo experimentaron en el pasado otras relevantes figuras, tales como:Sugar Ray Robinson, Joe Louis, Muhammad Ali, Sugar Ray Leonard y Roberto Durán, por sólo citar algunos.
Éstos, verdaderos fenómenos y luminarias de excepción, también fueron humillados al final de sus respectivas carreras, con la diferencia de que no llegaron a pelear oficialmente a una edad tan avanzada como lo hizo Tyson. Es que el tiempo no pasa en vano y las facultades merman, en un proceso lógico.
De hecho, lo de Tyson fue un atrevimiento, porque jamás debió aceptar esa pelea, sólo por el dinero que iba a devengar(20 millones de dólares) cuando en la misma arriesgaba su vida. La gran preocupación antes del pleito era el que Paul le fuera a conectar un golpe que le produjera consecuencias fatales, incluso hasta la propia muerte, en razón de que se exponía demasiado, corría serios riesgos. Sobre todo, si se recuerda que meses antes estuvo interno al sufrir problemas de salud –relacionado a una úlcera-.
Le tuvo respeto y compasión…
Por fortuna para él, Paul, quien se llevó una decisión amplia en los ocho asaltos de pelea(los jueces votaron 80-72,79-73 y 79-73, sucesivamente), resultó ser todo un caballero, quien respetó su condición de leyenda, la gran figura y lo que representó para el boxeo. Paul se apiadó de él, le tuvo compasión y no quiso noquearlo, lo que habría logrado tan pronto se hubiese decidido a partir del tercer asalto cuando Tyson estuvo expuesto a recibir cualquier golpe contundente que quizás hubiese sido fatal.
Inclusive después de la pelea, Paul declaró a los medios:”Solo intenté herirlo un poco, pero tenía miedo de hacerle daño. Bajé el ritmo en los últimos asaltos porque quería darle espectáculo a los espectadores y no quería hacerle daño a alguien que no necesitaba ser herido”.
Esta palabras evidencian el grado de respeto y consideración que tuvo Paul hacia Tyson, a quien ya casi al final de las acciones –faltando 10 segundos para terminar la pelea- le hizo un gesto de reverencia al inclinar su cabeza y cintura hacia abajo, en una actitud digna de reconocimiento de su parte, lo que refleja su calidad como persona, al margen de lo deportivo.
Y la verdad es que hubiese sido doloroso y lamentable ver a Tyson noqueado y humillado, condición ésta que habría motivado la posibilidad de que éste sufriera peores consecuencias.
Así las cosas, hay que colegir entonces de que, después de todo, Tyson, con la ayuda de Paul, tuvo el honor, el mérito de terminar de pie su aventura y salir relativamente ileso y en aparente buen estado del ring. Ojalá esta derrota le sirva de experiencia para que no intente pelear de nuevo(supuestamente quiere volver) y no siga exponiendo su gran legado, se quede tranquilo e intente vivir de otro tipo de actividad que le represente un menor riesgo.Aún cerca de la tercera edad, etapa a la que llegará pronto, la vida puede ser provechosa y productiva para él.PARA QUE LO APRENDAS O LO RECUERDES:A propósito de Tyson, es oportuno decir que éste, en marzo de 1996, se convirtió en uno de los pocos boxeadores en la historia en recuperar el campeonato mundial de los pesados, tras noquear en tres asaltos al inglés Frank Bruno, en pelea de revancha, celebrada en el Gran Hotel MGM de Las Vegas, Nevada.En la ocasión, Tyson ganó el trono avalado por el Consejo Mundial de Boxeo –CMB-. ¡Suena la campana! ¡Climmp!
Pie
Jake Paul, derecha, arremete contra Mike Tyson, durante la pelea del pasado viernes, entre ambos pugilistas. Foto fuente externa.