Por Rafael Baldayac (Especial para Cartel Deportivo).
Muchos conocen una frase en inglés que asegura que no hay llanto en el béisbol (“There’s no cry in baseball”).
Sin embargo para un lloroso David Ortiz no se aplica esta expresión. Las lágrimas son una de las formas más poderosas de mostrar nuestros sentimientos más extremos.
El pasado martes 25 de enero el Big Papi no pudo contener las lágrimas fruto de la emoción al recibir la noticia de su elección al Salón de la Fama de Cooperstown.
En esta ocasión fue un llanto muy diferente al mostrado 25 años atrás cuando siendo novato fue enviado a las menores por los Mellizos de Minnesota luego de un gran desempeño en los entrenamientos primaverales de 1997 en Fort Myers, Florida.
Como si se tratara de la pérdida más dolorosa, al novato Ortiz no le cayó muy bien al enterarse de la noticia de que había sido bajado a las menores por el equipo de los Twins.
A Ortiz se le nublaron los ojos de lágrimas mientras era entrevistado por nosotros al cierre de la última semana del spring training en marzo de 1997 en Fort Myers, ciudad del suroeste de la Florida donde también tiene su campamento primaveral de los Medias Rojas de Boston, llamado City of Palms Park.
Olfatear las delicias del Big Show lo impactó de manera especial. Era un novatito de apenas 20 años de edad, y ese día lloró como el niño que hacía tan poco tiempo había dejado de ser.
Algunas de esas gotas, resbalando por las mejillas, mostraban su tristeza, mientras conversaba en el dugout después de terminar un partido de pretemporada en el Hammond Stadium, ubicado en Lee County Sports Complex.
En este parque de pelota tiene su sede el conjunto de Clase A Avanzada, Fort Myers Mighty Mussels, de la Florida State League, donde fue enviado Ortiz, luego de agotar su primera experiencia con jugadores de Grandes Ligas.
Cuando se le dio la noticia se puso a llorar y no ocultó su tristeza en medio de la entrevista. El futuro Big Papi no pudo contener las lágrimas y evidenció el difícil momento que pasaba en esta organización tras cuatro años recorriendo todos los circuitos minoritarios de los Twins.
Estaba contestando algunas preguntas en el banquillo del dugout, pero cuando tocaron el tema de su futuro no pudo contener las lágrimas. Estaba absolutamente destrozado emocionalmente.
“Yo he hecho mi trabajo, metí mano aquí durante todo el entrenamiento, me había ganado mi puesto en el roster de inicio de temporada” expresó en ese momento.
Ortiz, firmado para el béisbol profesional el 28 de noviembre de 1992, por el fenecido lanzador zurdo Ramón – Pintacora – De los Santos, para la organización de los Marineros de Seattle, recibió de bono la pírrica suma de 7,500 dólares.
Con apenas 17 años de edad en esa época conocido como David Arias, apellido con que inició su carrera profesional en 1993 viajando al año siguiente a la Liga de Arizona y más tarde debutó en la Liga Dominicana con los Leones en 1994-95.
Una de las personas más influyentes en su carrera fue el ingeniero Christian Lugo (Bambi), quien gestionó para que el apellido paterno que era el deseo de Leo su padre fuera colocado en su registro oficial.
En el spring training de 1997 en Fort Myers, Florida, aparece con el apellido Ortiz en la Media Guide de los Mellizos de Minnesota.
David Ortiz, oriundo de Santo Domingo, criado en Haina, ha transitado un largo camino para lograr el sueño de todo jugador de béisbol, llegar al Salón de la Fama de Cooperstown.
En su primer año en la boleta fue seleccionado con un 77.9%, siendo así el cuarto dominicano en llegar al nicho de los inmortales y el segundo en hacerlo en su primera oportunidad.
Con la organización de los marineros debutó en los Estados Unidos en 1994 jugando en Peoria, la Rookie League Arizona, repitiendo al año siguiente en este mismo nivel.
Subido a clase A en 1996 donde acabó jugando en Appleton con Wisconsin Timber, de la Midwest League. Bateo .322 con 18 jonrones y 93 vueltas remolcadas en 129 partidos.
Mientras que en 1997, tras su primera experiencia en el Spring Training, comenzó en la clase A avanzada en el mismo Fort Myers, Florida State League, donde pegó 13 cuadrangulares.
Fue ascendido a AA con New Britain (Eastern League) donde bateó .322 con 14 bambinazos. Jugó en diez partidos en AAA antes de ser llamado al equipo grande, luego de un martirizado trajinar de cinco años en las menores.
El hoy inmortal debutó en Grandes Ligas el martes 2 de septiembre de 1997 bajo la rienda del viejo zorro Tom Kelly, manager de los Mellizos de Minnesota, en una decepcionante campaña donde compartieron el sótano con los Royals (68-94).
Agotó su primer turno como bateador emergente sustituyendo al lanzador Travis Miller ante los Cachorros de Chicago, en el Wrigley Field, en la parte alta de la séptima entrada contra el abridor Mark Clark, conectando un elevado de out al jardín izquierdo.
Su primer indiscutible en las mayores, un doblete, lo conectó como emergente el miércoles 3 de septiembre contra el derecho Marc Pisciotta, relevista de los Cubs de Chicago en el Wrigley Field, durante una serie interligas.
El primero de sus 541 cuadrangulares se lo despachó a su compatriota Julio Santana, en el cuarto episodio del partido celebrado el domingo 14 de septiembre de 1997, donde los Marineros aplastaron 11-1 a los de Rangers de Texas en el The Ballpark de Arlington.
David jugando en la inicial por el veterano Paul Molitor, bateo de 4-3, doble y jonrón con par de impulsadas. Texas tuvo un momento a cinco criollos en acción: Hanley Frías, Domingo Cedeño, Fernando Tatis Sr., Henry Mercedes y Santana en el box.
Su estadía en Minneapolis se prolongó por 6 años donde dejó promedio de .266 con 58 vuelacercas, 108 dobles y 186 remolcadas.
Los Twins, cuyo gerente general era Terry Ryan, sorpresivamente dejaron en libertad a Davis el 16 de septiembre de 2002, después de batear 272, pegar 20 batazos de cuatro esquinas y remitir al pentágono a 75 compañeros en 125 juegos en esa campaña.
TALENTO SIN EXPLOTAR BAJO DIRECCIÓN DE TOM KELLY
Cuando Ortiz tenía 27 años su poder era solo conocido en el país con el Escogido y en las ligas menores, el Big Show no se había enterado, según él, porque no tenía luz verde para hacer swing.
A esa edad, Alex Rodríguez llevaba 345 bambinazos, Albert Pujols 250, Manny Ramírez 198 y Sammy Sosa 176, el otro cuarteto criollo que ha superado la marca de los 500.
A los 27 abriles, en 455 partidos y 1,477 turnos de liga mayor, el que luego sería llamado Big Papi sólo había sacado 58 pelotas del parque vistiendo la franela de Minnesota (1997-2002), y bajo la dirección de un Tom Kelly que no supo explotar el talento que tuvo en sus manos por cinco años.
¿Cómo se convierte en el destrozador de pelotas con números que hoy lo colocan entre inmortales?
“Cuando jugaba para los Mellizos y movía un corredor con un hombre en segunda y sin out era como si conectara un jonrón. La gente te felicitaba en el dugout”, le dijo Ortiz al Boston Globe.
Explica que Kelly, dos veces campeón con el equipo (1987 y 1991), no quería que hiciera swings largos, y cada vez que lo intentaba y se ponchaba, le recriminaba en la cueva.
“Entonces, cuando terminaba el año con 10 o 15 jonrones te criticaban. Querían que chocara y que diera jonrones. Así no funciona, un jonronero se va a ponchar, pero cuando encuentre buenos pitcheos, las cosas pasarán”. Dijo.
El equipo de la ciudad gemela dejó libre a Ortiz en diciembre de 2002, y Boston lo reclutó, de acuerdo con allegados, por recomendación de Pedro Martínez.
“Algo que nunca olvido es mi primer turno con los Medias Rojas, Grady Little era el dirigente. Era en el campo de entrenamientos. Me enfrentaba a mi amigo, Kyle Lohse”. ha comentado Ortiz
Había un hombre en segunda, sin out. Me tiró una (recta) alta de dos costuras en la zona de bateadores derechos. Salí a buscar el pitcheo, me hice out con un rodado a segunda, y moví el corredor”, dijo Ortiz.
“Cuando llegué al dugout, nadie me felicitó. Grady Little me esperaba. Me dijo, ‘la próxima vez no espero que lo mueva (al corredor). Espero que lo remolques”.
Cuando me dijo eso, él no tenía idea del monstruo que despertó. Despertó el monstruo que yo sabía que podía ser”, explicó el bateador designado con más batazos de cuatro bases en la historia (444).
Fue cuestión de dos meses para que el criado entre el sector Evaristo Morales y Haina encontrara su espacio entre un grupo que se peleaba los puestos de la inicial y de bateador designado, como Bill Mueller, Jeremy Giambi, Shea Hillenbrand y Kevin Millar.
Sus 140 cuadrangulares para igualar partidos y sus 12 en entradas extras agigantan su figura, ya de leyenda por lo que ha hecho en postemporada (.295, 17 HR y 60 CE). “Sólo me pagan por jugar nueve entradas”, acostumbra bromear Ortiz cuando se le aborda por su efectividad en la parte final de los partidos.
HACIA EL ESTRELLATO CON LLEGADA A BOSTON
Tras encontrarse desempleado David contactó a Pedro Martínez para hablarle de su situación con Minnesota, por lo que Pedro procedió a comunicarse con el Gerente General de los Medias Rojas de Boston, Theo Epstein, para hablarle sobre Ortiz y convencerlo de que podía contribuir para el equipo, por lo que el 22 de enero de 2003 los Red Sox contrataron sus servicios.
Su carrera hacia el estrellato lo comenzó en ese 2003 como jugador de los Medias Rojas. Es partir de entonces que comienza la gran historia que lo llevaría a Cooperstown vistiendo el uniforme rojo de esta tradicional franquicia, donde se posicionó como el bateador designado delux de Boston Red Sox.
Esa temporada en 128 juegos por primera vez en su carrera conectó 30 cuadrangulares (31), llegó a 100 RBI (101) y llegó a la mayor cantidad de su carrera (Hasta ese momento) en anotadas, hits, dobles, bases por bolas y OPS, quedando 5to al MVP de la Liga Americana.
David luego de esa campaña se convirtió en un bateador élite de todo el béisbol, tanto así que quedó top 10 al MVP en 5 temporadas consecutivas, además de ser parte esencial de los dos campeonatos conquistados por los Medias Rojas en 2004 (Rompieron una sequía de 86 años sin ganar una Serie Mundial) y en 2007.
En 2004 se combinó con sus compatriotas Pedro Martínez y Manny Ramírez para impulsar a los Medias Rojas a ganar su primera Serie Mundial desde 1918.
Viendo acción en casi la totalidad de partidos de serie regular, Ortiz elevó su producción jonronera a 41, en impulsadas a 139, empalmó 47 dobletes y por primera vez alcanzó la aristocrática marca de .300 en su promedio de bateo (.301).
Sus números en 14 años con el equipo bostoniano fletó un total de 483 cuadrangulares, 1530 remolcadas, 2079 hits y un OPS de .956. Ortiz fue el factor determinante para el tercer anillo en 9 años en aquella Serie Mundial de 2013 ante los Cardenales, llevándose el Jugador Más Valioso de dicha justa.
Se marchó de Las Mayores al final de la campaña del 2016 aún con facultades para seguir aportando al juego, pero siendo parte del exclusivo círculo de peloteros que han conectado 500 o más jonrones de por vida (541) y es uno de sólo seis peloteros internacionales que han conseguido este hito.
Tiene en su haber 10 visitas al Juego de Estrellas, 7 Bates de Plata, un MVP de Serie Mundial (2013) y uno de Serie de Campeonato (2004), recordado gratamente por estar debajo 0-3 contra los Yankees, siendo el primer equipo en la historia de Estados Unidos en revertir ese déficit.
Totaliza en su carrera 541 tetrabases, 632 dobles, 1768 empujadas, .286 de AVG, un WAR de 55.3 y 2472 hits en 8640 turnos oficiales.
En 2408 partidos de serie regular, David consumió 8640 turnos, conectó 2472 imparables, distribuidos en 632 dobles, 541 cuadrangulares y 19 triples. Impulsó 1768 carreras, anotó 1419 y terminó con un excelente promedio de bateo de.286.
Participó en 18 series de postemporada, actuando en 85 encuentros, logró 304 turnos oficiales, pegó 88 hits, 22 dobletes, dos triples, 17 jonrones, anotó 51 vueltas, produjo 61 y su average fue de .289.
LOGROS INDIVIDUALES
Ortíz tuvo una serie de logros personales, entre los que sobresalen sus 10 apariciones al Juegos de Estrellas, su título de Jugador Más Valioso en la Serie Mundial del 2013 y un galardón de MVP en la Serie de Campeonato del 2004.
En ocho ocasiones ganó el premio Edgar Martínez como mejor bateador designado del béisbol, dos veces fue votado como ganador del premio Hank Aaron al mejor jugador ofensivo de las mayores y siete veces el Bate de Plata como el mejor designado de la liga