MADRID (AP) – Los jugadores del Barcelona acababan de regresar al vestuario cuando Gerard Piqué lanzó un mensaje en Twitter.
“Estamos de vuelta”, decía.
Piqué y sus compañeros se habían quedado en el campo del estadio Santiago Bernabéu celebrando la contundente victoria del equipo por 4-0 sobre el Real Madrid en la liga española. Saltaron y cantaron junto a los pocos cientos de aficionados visitantes que aún quedaban en el recinto, mayoritariamente vacío.
En el interior, el entrenador Xavi Hernández esperó para abrazar a cada uno de los jugadores a su regreso.
“¡Vamos, vamos! (¡Vamos!)”, fue el intercambio común.
Era el tipo de declaración que el Barcelona necesitaba en un año de difícil reconstrucción tras la marcha de Lionel Messi y el colapso de sus finanzas.
La derrota en la carretera contra el mayor rival del equipo -que había estado liderando cómodamente la liga española y acababa de eliminar al París Saint-Germain en la Liga de Campeones- reafirmó al Barcelona en que está en el camino correcto.