El jueves nos despedimos y por la noche no escribió Leonardo “Pichí” Almonte parta decirnos que había muerto César Rojas.
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César es de la camada de jóvenes que Ángel Blanco Veras enseñó anotar béisbol y eso le facilitó conseguir trabajo en La Información.
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Era uno de los anotadores que teníamos en la pelota invernal y quien se hizo coger cariño con el mote de “Cazador de Águilas”.
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Con ese apelativo, “Cazador de Águilas”, saludaba con mucho cariño y respeto. Descanse en Paz.
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Al día siguiente de esa triste noticia, veo en las redes que había muerto Julián
“Ñan” Javier y pensé que era un “inocentada”.
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Pero escribimos a Alfredo “Pinki” Martínez y nos confirmó el deceso del querido “Ñan”, quien era hijo de Julián Javier, la estrella de la segunda base.
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Lo conocí muy jovencito, puesto que yo pasaba casi diario por su casa, que está en la calle España, frente Amantes de la Luz.
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Cuando yo pasaba por ahí, en ruta del Congo a Radio Libertad, me detenía hablar con Julián Javier, no sabía que le apodan “Ñan”.
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Duré un largo tiempo sin volver a compartir con él, hasta que hace 12 años fui invitado a un Retiro de Emaus y “Ñan” era de los servidores.
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Recordamos aquellos tiempos y como gozaba con los chistes que hacía en el programa de Atahualpa Ramírez.
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Quedamos unidos por la Hermandad de Emaus y hace unos meses lo encontré bailando en Casa Bader y me confesó ese el baile le daba vida.
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Julián “Ñan” Javier era un hombre de Dios, solidario con los demás, al cual el creador le dará un buen sitial. *
SQUEEZE PLAY: Dejo al comienzo del año, este bonito mensaje de Rafael Octavio Castillos…”Como bien sabemos, los deportes acercan a las personas y crean lazos que perduran en el tiempo.
Por lo que podemos decir que en las competencias, ya sean individuales o por equipos, hay adversarios, pero nunca enemigos.
Como ejemplos tenemos que en el boxeo los contendientes se saludan, aunque en breves instantes se estarán entrando a puñetazos.
En el balompié los equipos se saludan al finalizar el partido, aunque se la hayan pasado dándose empujones y zancadillas durante todo el partido.
Los tenistas se saludan al terminar, independientemente de quien haya sido el ganador.
Lo mismo ocurre en el judo, karate, baloncesto, campo y pista; en general, en todos los deportes.
Peeeero, ahí viene la excepción. En beisbol da la impresión de que los equipos son enemigos entre sí.
Propongo que en la Lidom sentemos un precedente y que los equipos insten a sus respectivos jugadores a que se saluden entre sí al finalizar el juego.
No son enemigos, sino simplemente adversarios deportivos en ese momento.
Empecemos a mostrar que el beisbol está compuesto por personas educadas, eso no les resta competitividad ni el ser aguerridos en su forma de jugar este antiguo, apasionante y popular deporte”…Por hoy, out 27.
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Julián “Ñan” Javier