La madrugada del martes tiñó de luto a la República Dominicana. Un día que comenzó con dolor y consternación por el derrumbe del techo de la emblemática discoteca Jet Set, en Santo Domingo, dejó una profunda herida en el corazón del pueblo dominicano, especialmente en la comunidad del béisbol.
La tragedia ocurrió durante una presentación del legendario merenguero Rubby Pérez, hermano del exjugador de Grandes Ligas Neifi Pérez, en una noche que prometía ser de alegría, pero que se tornó en angustia, caos y desesperación. De repente, la estructura colapsó y lo que era música y celebración se convirtió en gritos, evacuaciones y desesperados intentos de rescate entre los escombros.
El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) confirmó 27 personas fallecidas y más de 160 heridos que fueron trasladados de urgencia a hospitales y clínicas. El dolor se agudiza con el fallecimiento del exlanzador de Grandes Ligas, Octavio Dotel, quien inicialmente fue encontrado con vida pero murió poco después de ser hospitalizado.
También perdió la vida Nelsy Cruz, gobernadora de la provincia de Monte Cristi y hermana del extoletero dominicano Nelson Cruz. Su partida deja un profundo vacío no solo en su familia, sino en toda una comunidad que la admiraba por su servicio y entrega.
Los exjugadores de Grandes Ligas Esteban Germán y Tony Blanco se encontraban en el lugar y, afortunadamente, lograron salir ilesos, según han confirmado diversos medios.
La tragedia ha traspasado fronteras. Medios internacionales, incluido el portal oficial de MLB, han reportado la catástrofe que enluta al béisbol dominicano y al país entero.
Hoy, el Jet Set no es música ni aplausos. Es silencio, es duelo, es una lágrima colectiva por los que ya no están. La comunidad del deporte, la música y miles de familias lloran juntos, abrazados en el mismo dolor.