(SEPTIMA PARTE)
Boxeador de estilo electrizante, espectacular, pegada devastadora, valor indomable y admirable velocidad, Enrique Sánchez, pudo suplir en parte su escasa capacidad asimilativa y fragilidad de barbilla, con estos atributos.
Fue el último gran ídolo que dio el boxeo de Santiago y su carisma se ponía de manifiesto en cada una de sus peleas, ya que solía llenar los escenarios en donde se presentaba.
Hechura de los torneos amateurs que se celebraban en esta ciudad en el primer lustro de la década de los 70, Sánchez alcanzó notoriedad nacional e internacional por una serie de victorias por nocaut en sus inicios como profesional e incluyó entre sus víctimas, a figuras como: Rafael “Fey” Sosa, Leopoldo “El Gallito” Frías, Enrique Mateo y el boricua Félix Llano.
Sucumbió frente a los veteranos, el dominicano José “Moñita” Jiménez y el boricua Andrés “Puppy” Hernández -de este último se vengó posteriormente al vencerlo por nocaut-, pero logró otra estela de triunfos, en su mayoría por la vía rápida, que lo llevaron a las clasificaciones mundiales en la división gallo -118 libras-.
Tras agotar un período triunfal en su país, debutó en Estados Unidos, un 28 de noviembre de 1980, con una convincente victoria ante el boricua Ángel Marrero y posteriormente venció a los norteamericanos Armando Ugarte y José Vásquez. Todos estos combates, celebrados en el entonces Felt Forum del Madison Square Garden, de Nueva York, aumentaron su cotización en la escena internacional.
Lamentablemente, sus combates más importantes no pudo ganarlos cuando disputó el campeonato mundial de los gallos. Primero ante el estadounidense Alberto Dávila, a quien enfrentó en Miami el 26 de mayo de 1984, ocasión en la que más cerca estuvo de coronarse. Empero, aún cuando dominó la mayor parte del trayecto, Dávila lo noqueó en 11 asaltos.
Dos años más tarde, el 26 de agosto de 1986, también en Miami, en duelo mundialista, cayó por la vía rápida en seis vueltas ante el colombiano y para ese momento campeón, Miguel “Happy” Lora.
Estos reveses impidieron que pusiera su nombre y el de República Dominicana en el mapa del pugilismo mundial. Sin embargo, su carrera le hace merecedor incluso de ser electo al Salón de la Fama del Deporte Dominicano, para cuya distinción tiene méritos.
César “Patico” Polanco…
César Polanco, más conocido por su mote de “El Patico”, ha sido uno de los boxeadores más completos que ha dado el coliflorismo doméstico.
Una particularidad en su carrera es que llegó a campeón del mundo sin nunca antes haber peleado en Santo Domingo como profesional.
El 15 de febrero de 1986, “El Patico” sorprendió al mundo al vencer al indonesio Ellyas Pical, en su natal Indonesia, para consagrarse nuevo rey universal de los supermosca -115 libras- versión Federación Internacional de Boxeo -FIB-.
En la revancha, celebrada ese mismo año, el 5 de julio, Polanco cayó por nocaut en el primero en una pelea que se dice estuvo amañada por parte de los representantes del indonesio, ya que se dice que drogaron al dominicano antes de la pelea. Esto, sin embargo, fueron especulaciones, nada se confirmó al respecto.
Una de sus peleas más memorables, la celebró frente al ídolo local Enrique Sánchez, el 22 de septiembre de 1989, en el entonces Palacio de los Deportes, hoy Gran Arena del Cibao “Doctor Oscar Gobaira”.
El duelo concitó la atención de la fanaticada local, regional y nacional. El resultado fue un nocaut a favor del “Patico” Polanco en un enfrentamiento espectacular de principio a fin.
Tras 10 años de intensa actividad pugilística, César “Patico” Polanco se retiró con una victoria por la vía rápida sobre Fernando Canelo, el 29 de noviembre de 1993. Hizo mutis con récord de 34-4, con 24 de sus triunfos por la vía rápida.
Es prudente señalar que, de sus derrotas, tres ocurrieron ante rivales que fueron campeones del mundo -Pical, el colombiano Miguel “Happy” Lora y el africano Nana Konadu- y uno que estuvo ranqueado mundial -el panameño Julio Gudino-. Es otro notable y fino boxeador quisqueyano que igualmente tiene sobrada valía para ser Salón de la Fama a nivel nacional. Desde luego, mucho más para ser incluido en un mural.
PARA QUE LO APRENDAS O LO RECUERDES: A propósito de los supermosca, el primer campeón mundial de este peso, lo fue el venezolano Rafael Oronó, quien se consagró el 2 de febrero de 1980. ¡Suena la campana! ¡Climmp!
Pie
Enrique Sánchez
Pie
César “Patico” Polanco