Ignacio Espinal uno de los más trascendentes boxeadores de RD
Ignacio Espinal ha sido, sin quizás, uno de los boxeadores que más ha trascendido en la historia del boxeo dominicano.
Fue el primer boxeador criollo en asistir a unas Olimpiadas Mundiales, México 1968. Se ganó ese derecho tras vencer convincentemente en Santo Domingo al espigado púgil capitaleño Benitín Estrella, que era, dicho sea de paso, el favorito para representar al país en ese entonces.
Lamentablemente, Espinal no pudo pelear, al no presentarse al pesaje por razones desconocidas.
A partir de su asistencia a ese que es considerado el más grande evento deportivo en el mundo, resultaba entendible que Espinal tenía material de exportación mundial y que reunía condiciones para triunfar en el boxeo profesional.
Y así fue. Considerado uno de los más fuertes pegadores en la categoría mosca, 112 libras, Espinal, nativo del Ensanche Bermúdez en esta ciudad, fue llamado “campeón sin corona” por los propios mexicanos. Y es que legalmente encima del ring, le propinó dos palizas al ídolo mexicano Miguel Canto, para ese momento uno de los mejores del mundo, en peleas a 10 asaltos.
Sin embargo, los jueces empataron la primera contienda entre ambos, celebrada el 31 de enero de 1973, y le dieron a Canto la segunda escenificada el 8 de marzo de 1975. Y es que para ganarle a Canto en su natal Mérida, Yucatán, había que noquearlo. Por puntos era difícil.
Esas demostraciones le abrieron las puertas para que enfrentara a Canto por tercera ocasión, el 13 de diciembre de 1975. Esta vez por la corona mundial que poseía el azteca. Canto, contrario a las dos anteriores peleas, esa noche peleó inspirado y se llevó clara decisión en 15 fragorosos asaltos para retener la diadema. Ahí se le fue la oportunidad de oro a Espinal para consagrarse como monarca.
No obstante, se mantuvo por largo tiempo entre los mejores del mundo, no solo en las 112 libras, sino también en las 115, peso supermosca, ya que se llegó a clasificar en ambas divisiones.
Fue campeón nacional mosca al vencer a su compatriota, el zurdo Pablito Jiménez, a quien venció un 14 de noviembre de 1974 en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo, en un épico combate, en el tercer duelo entre sí; había noqueado a Pablito cuando lo enfrentó por primera ocasión, pero en la revancha el capitaleño lo venció por puntos.
Entre sus triunfos más importantes figura el que logró frente al tres veces campeón mundial mosca, el venezolano Betulio González, en Venezuela el 8 de mayo de 1970. En la segunda contienda ante el ídolo de la tierra de Bolívar, Espinal cayó por nocaut técnico al sufrir una herida.
En su extensa trayectoria como profesional que comprendió 20 años de duro trajinar en los tinglados y más de 50 peleas, en cuyo período peleó en diversos países, incluidos Venezuela, Puerto Rico, México y Estados Unidos, se convirtió en uno de los más prestigiosos y temidos púgiles de su peso. Tras su retiro, hizo su última pelea en 1981, fue merecidamente exaltado al Salón de la Fama del Deporte dominicano. Incluir su figura en un mural complementaría una labor que fue sobresaliente en el plano nacional e internacional, pues en tierra azteca, donde hizo carrera por largo tiempo bajo la tutela del fenecido mánager mexicano Don Manuel Moreno, se ganó el respeto y la admiración de todos.
PARA QUE LO APRENDAS O LO RECUERDES: Los 262 hits del japonés Ichiro Suzuki, Marineros de Seattle, en el 2004, es una de las marcas consideradas “irrompibles” en las Mayores. Ocurre que Suzuki ese año acumuló 704 turnos al bate, uno de apenas cuatro jugadores en la historia con más de 700 visitas al plato en una temporada. Ello indica que para romper ese récord, un jugador tendría que batear .373 y tomar 700 turnos oficiales. ¡Suena la campana! ¡Clímax!
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Ignacio Espinal