SANTIAGO.- El pugilista Darío Hidalgo era un peso welter de la República Dominicana,
Muhammad Alí era un peso pesado, considerado lo mejor y más virtuoso que ha
escalado un ring.
Con tantas libras de diferencia Darío era uno de los favoritos de Alí, para prepararse
en el gimnasio cuando tenía importante combates, por aquello de “volar como una mariposa y picar como una abeja”
Incluso, Darío andaba con la foto en un bolsillo, donde se puede ver guanteado con el
gran Muhammad Alí, primero Cassius Clay.
“Quiero dos asaltos con Darío Hidalgo”, pedía en el gimnasio a Ángelo Dundee, quien
era el hombre encargado de la preparación.
La elección era motivo de alegría para Darío Hidalgo, ya que por cada asalto Alí le daba
100 dólares y cuando salía con 200 de los verdes, tenía la alimentación asegurada de
un par de días.
No era que Alí se fajaba intercambiar golpes con Hidalgo, hubiese sido un suicidio para
el cibaeño.
Pero Alí mejoraba los reflejos, la velocidad de cabeza y dorso, porque Darío se paraba
a tirarle sus rápidas manos y ninguno retrocedía.
Ambos tenían la agilidad para evadir golpes a corta distancia, porque si bien, “Darío no
pegaba, tampoco le pegaban”.
Cuando Darío entrenaba en La Joya con el maestro Rafael “Bodega” Aybar, tenía por
hobby, los viernes guantear con todos los boxeadores del gimnasio, llegando hacerlo
hasta con 25 en una tarde.