El combate del pasado sábado entre el dominicano Jeison –La Banana-Rosario y el norteamericano Jermell Charlo, despertó grandes expectativas en la fanaticada dominicana.
El pleito tuvo como escenario el Mohegan Sun Casino, de Uncasville, Connecticut, y en el mismo estuvieron en juego las coronas medianos junior de la Asociación Mundial de Boxeo –AMB-, en condición de súper campeón y de la Federación Internacional de Boxeo –FIB-, ambas en poder del criollo, junto a la del Consejo Mundial de Boxeo –CMB-, que ostentaba Charlo.
Ambos boxeadores previo al enfrentamiento se mostraron confiados, y aún cuando Charlo salió claro favorito, había mucha esperanza en el dominicano, quien posee el divino tesoro del punch, con lo que podía definir el combate a su favor en cualquier momento.
En efecto, el poder y un valor indomable, eran los atributos principales, la carta de triunfo con que contaba el quisqueyano para producir la gran sorpresa.
Sin embargo, sus esperanzas quedaron frustradas, cuando un jab de izquierda por parte de Charlo próximo al estómago del nativo- entre cintura y ombligo- lo dejó tendido sobre la lona por toda la cuenta a los 21 segundos del octavo asalto.
Ese golpe, que a veces resulta mucho más doloroso que uno en la barbilla, cortó el aire del dominicano, lo dejó sin respiración e imposibilitó que pudiera seguir peleando, a la vez que sepultó sus aspiraciones de hacer historia y convertirse en el primer dominicano en tener tres coronas mundiales en forma simultánea de una misma división.
Sin embargo, probablemente quienes no vieron el combate pudieran pensar que Charlo, si bien tumbó tres veces a Rosario antes del abrupto desenlace –en el primero, el sexto y finalmente en el octavo asaltos-, vapuleó al nuestro.
No, no fue así. Se trató de un combate altamente competitivo, bien disputado, en donde Rosario puso todo su corazón, entrega y esfuerzo en pos de la victoria e incluso, puso en dificultades a Charlo en varias ocasiones.
En efecto, Rosario desde el mismo inicio de las acciones, estableció un plan de combate en base a presión constante sobre su rival, con un golpeo sistemático al cuerpo, sin dar tregua en ningún momento, conectando buenos golpes que inclusive hicieron ver mal a Charlo, quien lucía desconcertado.
Incluso, en el sexto asalto, cuando se produjo la caída del criollo, producto de una combinación de izquierda y derecha, Rosario estaba ganando ese asalto claramente, como de hecho, ganó varios de los ocho, entre ellos, por ejemplo, el segundo, el tercero y el cuarto, en los cuales impuso su ritmo avasallador.
Después de caer en el sexto y de recuperarse en gran medida en el séptimo, el sorpresivo final vino en ese fatídico octavo cuando Charlo lo sorprendió, primero con un leve jab al rostro para bajar luego con ese jab al estómago que pareció una “puñalada” a la humanidad de Rosario quien cayó impactado como si hubiese sido tocado por “un rayo”. Trató de levantarse, hizo el esfuerzo, pero su cuerpo no le respondió y debió ser asistido por el cuerpo médico de la arena para recuperarse.
Ahí quedaron sepultados los sueños de Rosario de afianzarse en la élite de la división. Empero, hay que hacer la salvedad de que su derrota fue en cierto modo honrosa y digna. Presentó férrea oposición en el corto tiempo que duró el duelo, le peleó sin ningún respeto y siempre respondió con firmeza a las embestidas de su más experimentado adversario, quien, dicho sea de paso, para quien suscribe y para la inmensa mayoría de la crítica norteamericana, es el mejor de la categoría.
Así, pues, Rosario no tiene que avergonzarse de la que apenas es su segunda derrota como profesional, en 23 salidas, con 20 victorias, 14 de ellas por nocaut, y un empate. A sus 25 años de edad, todavía su futuro es brillante. Le queda mucho trecho por recorrer y es muy posible que, en un período no muy lejano pueda volver a coronarse. Mostró que tiene las condiciones y la actitud para volver a la cima.
Este es sólo unos traspiés que bien podría servirle de experiencia y de motivación para volver a retomar el camino del éxito hasta llegar de nuevo al estrellato. No debe desanimarse y seguir adelante. Después de todo, cayó ante un gran campeón –que ahora puso su marca en 34-1, con 18 por la vía rápida-, y a quién debe dársele todo el crédito por haber tenido la suficiente inteligencia y clase para domar a un joven lleno de determinación, agresividad y vitalidad como Rosario hasta, finalmente, poder superarlo en buena lid. Ambos ofrecieron un gran espectáculo, una pelea épica, que de seguro, fue del agrado de quienes pudieron presenciarla y que viene a dignificar este deporte. PARA QUE LO APRENDAS O LO RECUERDES: A propósito de Charlo, es oportuno decir que la única derrota de su carrera ocurrió ante su compatriota Tony Harrison, el 22 de diciembre del 2018, por una decisión muy cuestionable. En la revancha, celebrada un año después, el 21 de diciembre del 2019, Charlo noqueó a Harrison en 11 asaltos para recuperar la diadema. ¡Suena la campana! ¡Climmp!