Vladimir Guerrero Jr. lanzó dos jonrones el lunes por la noche en Toronto, su 37º y 38º de la temporada, para llevar a los Blue Jays a una victoria por 7-3 sobre los Orioles. Fue el tipo exacto de victoria ruidosa y convincente que este equipo ha estado buscando en las últimas semanas mientras su ofensiva luchaba por crear algún tipo de separación.
Guerrero ha dado muestras claras últimamente de que un agosto adormecido ha quedado atrás, con siete hits en sus últimos cuatro partidos, pero siempre se le medirá por el poder. Con sólo tres jonrones en los primeros 29 días de agosto y ninguno desde el 20 de agosto, el OPS de Guerrero había bajado de 1,000 por primera vez desde el 13 de mayo. Es un listón muy alto, pero es el tratamiento de superestrella que Guerrero se merece ahora. Los jonrones también fueron clásicos de Vladdy.
Primero fue el elevado cuadrangular de 423 pies en el cuarto, que desapareció en el momento en que Guerrero inició su swing y se elevó hacia el segundo piso. Luego vino la bola más dura de la noche a 112,1 mph, un tiro de dos carreras que tomó una trayectoria de vuelo mucho más baja para golpear la cara de la segunda cubierta y rodar de nuevo en el campo central.
Guerrero se echó a los Blue Jays a la espalda el lunes, con sus dos estacazos y cuatro impulsadas, pero fue Teoscar Hernández quien los puso al frente y le dio a Robbie Ray la merecida victoria, salvándolo de una sexta decisión consecutiva sin decisión a pesar de su lanzamiento de calibre Cy Young en agosto. El bateo oportuno ha evadido a los Blue Jays en los últimos tiempos, dejando a sus lanzadores con cero margen de error, pero cuando el doble de Hernández en la sexta entrada hizo que Marcus Semien y Bo Bichette anotaran – pasando la señal de stop para anotar – Ray finalmente tuvo el espacio para respirar que merecía.
Hernanadez bateo de 4-1 con dos remolcadas, y por los Orioles Pedro Severino de 4-1 con una impulsada.